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Se rompió la cara y aprendió a amarse a sí misma.

Un año después del accidente, solo pequeñas cicatrices le recuerdan su cara rota.
Foto: Melissa Faulkner / Facebook

La belleza no lo es todo

Se rompió la cara en un terrible accidente. Pero eso fue lo que Melissa aprendió a amarse a sí misma. Una historia para más confianza.

Había estado esperando este día por años. El reencuentro con sus mejores amigas debería ser inolvidable. En eso se convirtió, porque las cicatrices de Melissa siempre le recordarán la reunión en el lago. La joven se rompió la cara en un accidente. Ella cuenta en su blog cómo la experiencia cambió su vida.

El día comenzó tan maravilloso como se esperaba. Después de que todos hayan comenzado sus propias vidas, encontrado un trabajo, iniciado relaciones y terminado, los cinco mejores amigos de la universidad finalmente deberían volver a verse. La reunión tuvo lugar en un lago donde las chicas podían pasar horas intercambiando sus últimas experiencias y las experiencias alternadas con un refrescante chapuzón en el lago.

En la euforia, las novias habían ideado una patada especial: elegantes como Tarzán, colgaron de la cuerda de una elevación en el agua. Fue muy divertido por un tiempo. También el tercer salto comenzó como el anterior. En el punto más alto soltó la cuerda, pero el pie de Melissa se había enganchado en la maleza. La joven fue arrojada de cabeza contra una roca en las aguas poco profundas. Su cara está rota.

Inmediatamente sus amigas se apresuraron a ayudar a Melissa. Ni siquiera recordaba lo que sucedió después, aunque todavía estaba consciente cuando llegaron los médicos de emergencia. Tan pronto como sea posible, la llevan al hospital más cercano, desde donde la trasladan a una clínica especial. Sus amigos siempre están a su lado.

Publicado por Melissa Faulkner el domingo 20 de julio de 2014

Lo siguiente que recuerda Melissa es el goteo en su brazo y la preocupación por su teléfono celular mientras se despierta en la parte trasera de una ambulancia. Incluso en esta situación, la joven no pierde su sentido del humor: pide que la fotografíen para hacerle creer que esto acaba de suceder.

Después del accidente, Melissa ya no es la misma. Todos los huesos de su cara están rotos. Pero no son solo las cuatro placas de metal las que le mantienen unida después de una operación de cinco horas lo que la cambia. Porque el mayor cambio es invisible. Melissa aprende a amarse a sí misma. Su cara está rota, pero ella está en la vida. ¿Qué juegan los externos para un papel? El daño cosmético le enseña a la joven una autoconfianza completamente nueva.

El accidente ocurrió hace un año cuando la joven de 25 años cuenta su historia hoy. Solo unas pocas cicatrices pequeñas y otra cara recuerdan el accidente. Aunque amigos y familiares le aseguran a Melissa que su apariencia no ha cambiado, la joven sabe que ese no es el caso. Su cara está unida por placas de metal. Su risa ha cambiado, las comisuras de su boca son diferentes que antes y el área de sus ojos parece comportarse de manera diferente. Estas son pequeñas cosas que golpean a Melissa. Pero todo esto no es tan importante para ella como solía ser.

Imagen: Melissa Faulkner / https://hypotheticalsyllogisms.files.wordpress.com

Érase una vez, la vida de la joven de 25 años giraba en torno a su aspecto, su figura y su superficialidad. Pero solo una cara rota le ha permitido amarse a sí misma tal como es. La belleza no lo es todo, especialmente si estás tan cerca de la muerte.

Durante dos meses, Melissa miró una cara llena de hinchazón, hematomas y cicatrices oscuras. El entrenamiento, con el que la joven quería mantener disciplinada su figura, se mantuvo alejado. Lo más grande era el miedo a la próxima vez en la balanza. ¿Cuánto peso habría ganado Melissa si hubiera omitido los deportes durante tanto tiempo como nunca antes? Las cifras intermitentes son las que cambiaron algo en la autoconfianza de los jóvenes de 25 años. Melissa no pesa más gramos. En este momento, se da cuenta por primera vez de que la vida gira en torno a algo más que externo.

De repente, la joven de 25 años se da cuenta de que no es ni su figura ni la forma de su rostro lo que la hace destacar. Puede reír, subir escaleras, conducir un automóvil, encontrarse con amigos, ducharse solo, trabajar, escribir y cantar. Melissa puede vivir. De repente, las pequeñas cosas que la joven de 25 años aprecia en su vida son cosas que están lejos de cualquier externalidad que la haga única . Su rostro estaba roto, pero su confianza en sí misma se fortaleció. Un aspecto perfecto no es lo que hace a una persona adorable. Son los valores internos los que cuentan.

Casi un año al día desde la cirugía facial. Agradecido es un eufemismo.

Publicado por Melissa Faulkner el sábado 1 de agosto de 2015

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